Arenas blancas, olas de mar, palmeras y una margarita en la mano que más se puede pedir.
Dulce vacaciones deseadas, hasta una imagen de una luna que se pierde entre el horizonte.
Lindos folletos vacacionales, pero mi alcancía no llega ni hasta Mar del Plata.
Pero soñar si que es lindo, aunque no tengas un centavo en el bolsillo.
Respiro hondo, y miro hacia hacia mi patio chiquito, mi jazmín
florecido, mi rosa blanca con pimpollos, el canto de mis pajaritos. Y por un momento mi mirada se pierde en un punto y comienzo a imaginar.
Vuelo hacia isla Margarita en el caribe, aguas calidas al norte de Venezuela, una del grupo de esas preciosas islas.
Camino por el pasillo del avión, y recorro el corredor de salida, mesa de entrada, para poder ir después a mi equipaje. Me atrasó con la aduana ya saben las preguntas rutinarias.
Salgo del aeropuerto, tomo un taxi, hasta el hotel que ya esta reservado por la agencia de turismo, doy la dirección, como pude.
Me hablaba pero nada entendía era una mezcla de castellano, ingles y nativo, pero llegue donde quería.
Mesa de reseccion, habitación 214, hermosa vista hacia la playa y las piletas privadas del hotel.
Acomodo la ropa, preparo para darme un baño, ropa adecuada para salir a disfrutar.
Es mas tengo que buscar a nuestro guía de turismo que nos iba hacer la bienvenida y recorrido de la isla.
En fin, lista feliz y arreglada para comenzar con todo mis vacaciones.
Bajo y ya había un pequeño grupo de la agencia a la media hora ya éramos mas de cuarenta personas.
Comienza hablar el interlocutor del grupo, por un momento no me di cuanta estaba saludando y dándome a conocer de donde era.
Gente amable y divertida, pero de pronto algo me llama la atención, reconozco un acento, miro y era un viejo amor el que hablaba frente a mi.
Si el guía nuestro seria mi viejo amor de universidad, y creo que al mismo tiempo nos reconocimos.
Nos dirigió hacia la calle donde ya estaban unos vehículos para llevarnos a disfrutar de un restaurante en la plaza misma.
Antes de subir se acerco a mi a saludarme.
Yo de primero no quería mirarlo, es mas quería saludar sin tanta efusividad, pero ni modo, me quede mirándolo a los ojos.
Esos ojos almendrados, chiquitos dulces y dormilones, nos dimos un beso en la mejilla.
Llegamos al restaurante, almuerzo entre platos nativos y tradicionales internacionales a tenedor libre.
Seguí charlando riéndome por momentos disimulaba y miraba hacia el, y el lo mismo.
Cuando me levanto para ir a buscar el postre a elegir, el se acerca con un plato de budín con chocolate bañado en crema y humedecido con almiba de cereza, para mi.
Lo miro y me sonrió; como pudiste acordarte lo que me gusta gracias.
No podría no olvidarme me hiciste acostúmbrame a ese postre y cuando puedo donde estoy lo como.
Me sonrojo, y comenzamos con una linda charla tan linda que se olvido que veníamos que seguir con la travesía.
Fue hermoso día, al final de la jornada, llegamos de nuevo al hotel, cansada pero feliz, a prepararme para la noche.
La situación cambio ahora, no se pero sentí bonito, encontrarme con el, saber de el y que apenar del tiempo y que terminamos mal, cosa rara en mi, mentira piadosa, lo dijo para que no se asusten ustedes.
Si reconozco soy carbona, celosa, marca territorio, que es diferente a ser posesiva, ojito.
Bueno soy mujer es la mejor excusa, varones abstenerse de dar comentarios.
Fuimos a un salón de baile, primero donde había espectáculo y cena.
Nos saludamos, pero esperaba un beso, cosa que no paso, en la mejilla aclaro.
Había unas señoritas muy atentas con el, así que me aleje soldado que huye sirve para otra batalla decía mi abuelo, cuando mi abu lo corría por alguna travesura de el.
Dos caballero muy atentos conmigo y coqueteándome, charla linda, pero de reojo miraba donde estaba el. Y podrá pensar que justo en el momento que miraba el también, que mala suerte.
Bueno para no hacerla tan larga, la pasamos así la semana, yendo de un lugar a otro y por momentos furtivos me buscaba y charlábamos, recordando tiempo viejos y lo que hicimos de nuestras vidas. Las horas eran cortas, miramos era un volver a vivir.
Ya pasada la semana ultima noche de esta hermosa isla de Margarita, en parte feliz y en parte no, en el fondo quería recordar, todo, y no pidan explicaciones de esa palabra si todo.
Vestido largo negro, de yifon, ajustado al cuerpo con una delantera insinuante y remate de espalda descubierta hasta donde comienza la diferencia de la espalda.
Imaginasen, quería esa noche quemar todos mis cartuchos ya que con el nada se veía, y con esos dos caballeros que conocí menos eran divertidos muy simpáticos, pero de charla simple.
Unos hermoso plomos, bien para pasar el rato, pero mas que fáciles para olvidar, es mas dudo que hasta para eso en fin no dijo mas palabras sobre esa situación ustedes entienden.
Bajo las escalera como toda una estrella de Hollywood, pero versión argentina, como soy una distraída y no acostumbrada a vestido largo, mas bien a Jean, remeras y tenis.
No va que me tropiezo y caigo de cola bajando los dos últimos escalones.
Muerta de vergüenza y dolor, me aguante las lágrimas.
El corre a mi auxilio, me levanta entre sus brazos me lleva a una silla, la gente allí y mozos queriendo ayudarme, preguntando si estaba bien.
Mis ojos aguantando el llanto, mis cachetes colorados y los de abajo dolidos, quería morirme y salir de allí, pero ni modo ni caminar podía todo encima mío.
El dándome agua y tomando mi mano preguntando si estaba bien, ya después de un rato me olvide de todo, hasta me reía de lo sucedido.
No baile esa noche en el salón principal.
La noche llegaba a su fin velada hermosa, me toma de su mano.
Caminando de su brazo cruzamos le salón, me llevaba hacia el balcón.
Me permite esta pieza por favor, hago una reverencia, y bailamos un vals, en realidad no se si era eso, pero así lo bailamos, dando giros, con su mano en mi cintura, y de fondo el amanecer aproximándose, las rosas rojas y blancas de telón, y el roció de ambiente.
Nuestras miradas unidas y el beso no se espero, dulce suave prolongado, sin un suspiro hasta el final. Sabor a menta y frambuesa entre deseo y amor.
Acaricia mi rostro levanta uno de mis bucles pone sus dos manos en mi cara y como si fuera un capullo de seda entre sus manos.
Me dice jamás te olvide, jamás nadie llego a mi como tu, si el destino me volvió a unir a ti, es porque mi corazón lo pido.
Las palabras quedaron atrás el beso fue diferente, intenso pasional, nuestras bocas húmedas deseo y pasión.
Subimos a mi cuarto, le doy mi tarjeta, habré la puerta y cierra con un golpe, se abalanza hacia mí.
Me dejo llevar estaba conmigo, lo sentía lo quería.
Caricias entre torpes y rápidas lo detengo, tranquilo le dijo, espera.
Lo llevo a la cama lo tiro en ella, y me alejo, me queda mirando casi sin entender.
Me doy vuelta de espalda y mi mano abre mi cremallera, desprendo las tiras de mi vestido, quedando mi prenda en el suelo.
El se desprende la camisa, se saca los zapatos, y afloja sus pantalones, hasta dejarlos también en el piso.
Se recuesta bien en la cama. Para eso me doy vuelta con mis manos en mis pechos y comienzo acercarme hacia el desde la orilla de la cama.
Suelto mis manos dejo al descubierto mis senos, y me acerco como una gata desde sus pies hasta su boca.
Boca que me esperaba, con esos dos ojos abierto y lujurioso.
Lo beso fuerte y muerdo suave su labio inferior, pasándole después mi lengua, y comienzo a recorrerlo desde su cuello hasta su pecho me detengo en el mordisqueo sus tetillas, y continúo hasta su vientre, besándole. Y llegando el centro de su excitación, me detengo lo miro, el no deja de observarme.
Humedezco mi lengua sacándola y recorriendo mis labios de punta a punta, inclina la cabeza se sonríe, suspira.
Y comienzo a devorarlo suavemente, pausadamente, hasta que mis manos y mi cuerpo acompañan ese instante, recobra vida mis caderas siguiendo el ritmo de mi boca.
El suspira, se queja, goza por momento cierra sus ojos se pierde, mientras yo continuo.
Todo mi cuerpo pidiendo ya a gritos mojada queriendo de el todo.
Me detiene, espera ven a mi, casi si voz, y me extiendo sobre la cama.
Me contempla por un momento, la yema de sus dedos me dibuja y van después a mi boca. Luego sus manos en mis senos, succiona y mordisqueas jugando con su lengua.
Despeja una mano de uno de ellos, acaricia mi vientre y la deposita en mi sexo.
Abro instintivamente mis piernas.
El dejo mis pechos libres acaricia una pierna mientras se mueve y va besando cada rincón de mi.
Levanta una pierna y después la otra, inclina su cuerpo hacia mi y me atrae, mi espalda se arquea cierro los ojos mis manos toman las sabanas apretándolas, y el entrando poco a poco dentro de mi.
Mis músculos tensos firmes su balanceo entrando y saliendo, mi boca abierta y mordiendo mis labios sintiendo toda esa furia en mi a punto de salir.
Perfumes, aromas, saliva. Flujos, ardor palpitación todo en el mismo tiempo la tormenta en dos cuerpos. Arremetiendo con furia.
Cambiando de posición, sintiendo su respiración en mi nuca, sus manos en mi espalda y tomándome con agilidad sin dejarme salir de el.
Gemidos, de más, así, te siento, palabras que casi no llegaban al final.
Hasta que el ojo del huracán hace su ultima pasada y dejando las ruinas caídas, de dos cuerpos desnudos, sudados, y plenos de placer.
Tanta pasión, tanto deseo, reprimido, dio riendas sueltas, a dejar rendido los silencios, y unas manos entrelazadas y acurrucadas.
Después de un rato ya revividos, el hambre llamaba, risas, baños. En fin el resto normal.
Planes, nuevos amores renovados, futuro incierto pero deseoso de seguir.
El tiempo organización, todo bien, pero yo debía volver, mi vida me esperaba y el su trabajo.
Solo el tiempo dirá si continuara o no, por lo menos le dimos una esperanza al amor.
Tremendo no lo que puede logra una folleto, una patio chico y mi imaginación.
Pensar que ni pasaporte tengo jajajaj y viaje a Margarita, encontré un ex novio de juventud me hice una fiesta y me volví sin quemarme del sol.
Bueno bienvenidos al vuelo 514 rumbo a su destino, ajusten sus cinturones según como quieran vivir su vida, el resto depende de ustedes si van a una isla de deseos o hacia la rutina.