Les contare un dia más que especial con un momento con broche de oro.
Día de locos, importante para la familia, se casa la prima.
Adora, querida, estimada, prima, si estoy siendo irónica, lo notaron.

En fin, se casa la pesada, por lógica, gran fiesta sacaran todos los lujos, habidos y por a ver.
Salón de fiesta, mozos, orquesta la catedral para la ceremonia, todo TOP lujo.
Así que a romper el chanchito, compra un buen vestido y lo que queda el regalo.
Así que a pensar bien porque ganas no tengo que sea baratito el vestido, no quiero pasar muy desentonada con la familia.
Zapatitos de taco bonitos tengo negros, así que debe ser negro el vestido al menos el color ya lo tengo en mente, casi ni uno me gusta y los que me gustan están subiditos.
Después de tanto buscar lo encontré y quedo para el regalo.
Ni pregunte que regalo es mas no puse etiqueta de quien lo regalaba para que después no digan que tacaña (jajajaj no contaban con mi astucia, no fue idea mía mi hermana hizo lo mismo) el asunto era llegar con un lindo paquete.
Peinadita de peluquería con lo que me cuesta soportar que me toque el cabello, maquillaje lindo pero me sentía una puerta, vestidita bonita y allí fuimos todos.
Llegamos a la ceremonia de la catedral, nos sentamos por el medio de los bancos,
Saludo, parientes algunos conocidos otros menos y otros muy lejanos, como ya saben este es el hijo de la tía pocha, te acordas que se caso con el finadito Juan.
O viceversa, comienza la música señal que entra la novia, el carnudo al frente, perdón el novio al frente. Que cara que tenía, no esa cara no la que piensan, no estaba triste ni amargado, ni asustado, mas bien estaba con los ojitos brillosos entienden no.
Este esta feliz dijo, tan feo no es el pobre pero bueno cada animalito con su cosita.
Entra un pequeño cortejo de niños, la novia con un vestido muy, muy, adornado y una cola larga.
Bueno el resto ya se sabe, algo tiene que decir si no callen para siempre.
Las fotos de costumbres y grabaciones, ya después de allí a el salón de fiesta fuimos en manada.
Comida rica, salón inmenso separado de la sala de baile, todo bello.
Ya al rato no más los tíos borrachines, las viejas llorando y recordando cosas, primitas algunas con mariditos rapiditos, otras ellas rapiditas. Amigos y amigas que ellos si se divertían.
Como fumadora allí no se podía por las nuevas leyes que hay, así que me fui afuera.
Lleno estaba ese patio de viciosos como yo, meta humito estábamos y saludándonos.
Me apoyo en el barrancal, y veo al novio, cerca de un auto.
Sigo mirando no tenia nada mala eso tal vez buscando algo en su auto.
Si buscaba algo pero no precisamente algo perdido quería perderse entre dos piernas largas y finas.
Apropósito la novia piernas finas precisamente no tiene.
Ella sale del auto se pierden los dos en un cuartucho parece que es esos de herramientas.
Miro para todos lados el y entraron rápidamente.
No fui la única que vio eso cuando relojeo a mis costados se acerca mi primo Raúl, se ríe y me saluda. Primo este compañero de travesuras y interminables peleas, que por supuesto ganaba yo con mis lagrimas y el ligaba azotes de mi tío.
Me mira con picardía, y me hace seña, vamos, a lo que ni lerda ni perezosa le dijo si.
Teníamos curiosidad de saber cual era la señorita y un tanto de maldad.
Bajamos y nos pusimos a dar vueltas sin que nadie nos vea, me toma de la mano y encontramos la ventanita de ese cuarto pequeño.
Nos reíamos, y me hace seña silencio mira, cuando veíamos dejamos que ya estaban semi desnudos.
Ella encima de el y con su cabellera revuelta y sus piernas largas rodeándolo.
Apartó el pelo con sus dedos y rozó sus labios contra su cuello por un breve segundo, apartándose de inmediato, emitió un breve gemido, deseando algo más que un leve roce. Hacía calor, demasiado calor, pero esa misma temperatura parecía subir la que surgía de su interior.
Acarició sus brazos y avanzó hasta alcanzar sus pechos. El canal que los unía ahora estaba ligeramente sudoroso. Abarcó ambos pechos y apretó su pelvis contra las nalgas, ella se levanto, dejando que sus nalgas se mostraran más.
Sintiendo
Cómo se estremecía y sin más le quitó sus bragas, guardándoselas en el bolsillo de sus pantalones, observó con asombro ese pequeño detalle. No tuvo que decirle nada. Bajó la cremallera de sus pantalones y dejó asomar su miembro viril completamente erecto, aliviado por ser liberado. Ella misma se quitó la blusa con rapideza tremendamente sofocada.
Desprendiendo y dejando a su libre albedrío aquellos grandes pechos. No tardó en sobarlos y hacer que sus pezones servidos.
Él tomo sus pechos, hundió su cara en ellos, los mordió y besó reiteradamente haciendo que sintiera un indescriptible placer. Su sexo estaba erguido, ella lo acarició con sus dedos, recorriendo su vulva y abriendo sus labios hasta internarse en su acalorada cavidad de carne.
Cerró los ojos para disfrutar de las sensaciones, que sintió en su sexo más que dispuesta a todo. Sentía los temblores de placer en su sexo, y aún no se sentía saciada. No había más que comenzado. Invitando a que baje a su deseo.
Accedió sin reparos y tomando el miembro entre sus manos, lamiendo con su lengua la parte posterior y dejando que sus dientes se apoyaran ligeramente
Mientras la boca saboreaba rítmicamente, acarició sus testículos,
Acariciando hasta hacerle gemir de placer.
La temperatura del cuarto era ya insoportable, el calor que ambos cuerpos desprendían.
Abrió sus piernas impaciente de ser penetrada. El agarrando sus brazos se acercó a ella y con una embestida lenta y continua, la llenó por completo, soltando en ese instado un gemido.
. Sintió el miembro llenando su cuerpo por entero, echó su cabeza hacia atrás y cerró los ojos ella.
Era un ir y venir que termino en un grito si mas y mas.
Terminada la faena, se besan, respiran profundo, se sonríen, acarician y comparte un cigarrillo ambos.

A todo esto donde quedamos nosotros los figones, calladitos, con calor, dejamos.
Ya no había risas cómplices, y ni nos miramos la cara, las manos ya se habían soltado no se en que momento.
Camine despacio sin hacer ruido mi primo detrás de mí también.
Cuando íbamos llegando a una galería mi querida prima la cornuda.
Pregunta si lo vimos a lo que enseguida dijimos no, para nada ambos.
Ya no importaba quien era la señorita, tremendo espectáculo hicieron que lo dejamos por la paz.
Al terminar la fiesta después de bailar todo y quedar descalza por que no daba más.
Nos despedíamos y reconocimos junto a mi primo Raúl, quien era la dama que hizo feliz el último día de soltería a nuestro adorado primo.
Y si adorado porque dejamos que el solito cobro venganza sin saber de las muchas veces que hoy su señora, hizo desprecios a nosotros los pobres.
Ya se no es lindo la metidas de cuernos, pero cuando son ajenas no importad, aunque de eso nadie se salva.
