Un viaje muy especial, venia de un año duro, pérdidas, y separación.
Laura compañera, amiga y compinche de la vida, planificamos un viaje.
Que para decir la verdad de mi parte, solo palabras, ella arreglo todo, estadía, lugar, vuelo, en fin mi cabeza estaba en la tristeza.
Vuelo tranquilo, llegamos hospedaje todo en orden.
Salimos a recorrer el lugar bello precioso, eso si lo preciaba, aunque aseguro que no a pleno, sentía que me faltaba algo dentro de mi.
Por mas charlas de mi amiga, y proyectos hay que enamorarse me decía, un amor saca a otro amor. Cosa que para mi sentir no es así, pero bueno a no juzgar cada uno es como es.
Salimos a cabalgar al tercer día, sol agradable gente simpática, y guías.
Un corredor precioso arboleda y un camino que casi sentía sobre ese alazán, que era dueña de ese momento.
Llegamos a un puesto de descanso, cabaña con leños prendidos sobre su techado se veía el humo.
Entramos nos servimos una taza de chocolate caliente y algunas masa finas especialidad todo del lugar.
Entre risa y charla, con mi tasa entre mis manos por momentos mirando hacia la ventana.
Como un impulso, miro mi alazán, y voy hacia el, no lo pensé quería cabalgar correr, sentir el viento en rostro, sentirme libre.
No mire hacia atrás, subí, tome las riendas y a galope firme y seguro, era viento conjunto de ser y bestia.

Mas y mas sentía que me alejaba de todo, hasta de mi misma, la adrenalina aumentaba, ya cuando sentí que mi alma llegaba a un pasaje, detuve mi marcha.
Baje, del compañero y sin soltar las correas camino hacia la orilla del lago me siento en un tronco viejo.
Entre el silencio maravilloso, se corta, con unos gritos, se acercaba a un jinete gritándome.
Me levanto de mi sitio, lo miro aprieto fuerte las riendas acercándome tímidamente como para dar el salto y salir de nuevo.
El baja casi todavía en movimiento, sus gritos no eran tan fuertes pero si me daba temor.
Eran reproches que no debía haber hecho eso esta prohibido salir sin guía que si me pasaba algo la culpa iba ser de ellos, que no tenia derecho hacer eso huir del lugar.
Por mas que quise explicar que no huía, aunque no dije que si eso hacia pero de mi misma.
Me pido que regresáramos juntos, lo hice monte, pero el regreso fue diferente, era paso simple.
Se presento lo mismo hice yo, y me contó que antes había pasado algo así y la chica cayo el caballo golpeándose fuerte, tuvieron que asumir un juicio que estuvieron a punto de perder el lugar.
Pedí la disculpa del caso, mi amiga esperándome con una carota pero por alguna razón su cara cambio.
No creo que cambio porque estaba bien de salud, creo que cuando vi su cara recién mire el rostro de quien me estuvo hablando casi una hora reprochándome.
Me toma del brazo, me mete dentro de la cabaña, loca como te fue es un bombón, esas fueron sus palabras.
Me sonreí y le dije nada, solo Salí a correr un poco, tanto drama por eso.
No drama no dice mi amiga, pero estuviste con el hijo del dueño del recreo y encima es un encanto.
A lo que le dijo no tan encanto, me grito feo, ella se ríe fuerte y dice buen comienzo, ya sabes a que atenerte.
Nos reímos y fuimos a nuestras cabañas recinadas, baño descanso ya que después debíamos ir al comedor mayor para cenar.
Allí volvimos a encontrados el mandón y la rebelde, apodos dados por Laura.
Esta rebelde seguía igual, pero mirando ya a los ojos al que se atrevió a mandarla.
Esa noche en la cena, nos sentamos de frente, velada hermosa, personas encantadoras todos, entre historias de bromas y leyenda paso la noche.
El cafecito en el living, el se sienta a mi lado, las horas partir de allí, las horas pasaron a ser cortas.
Su risa, sus miradas mis nervios y juro que no se donde quedo mi pena de amor.
El alba iba llegando, nos despedimos entre sonrisas y coqueteo.
Apenas abro los ojos sentada frente a mí en su cama, Laura, mirándome.
Debo espera mas tiempo o comenzad a hablar, la miro me rió, eso sonó a amenaza le dijo.
Comienzo a contarle todo lo que paso, como los dos expusimos nuestras vidas y sueños. Que descubrí que mi piel no tenia dueño, que sentía esa mochila llena de desamor se estaba alivianado.
Salíamos de nuevo con la caravana, y carpas para pasar la noche fuera del recreo.
Ya junto a mi alazán, el me toma de la mano me ayuda a subir, y comenzó la cabalgata hacia las montañas.
Precioso día nos toco, fue largo el trayecto, llegamos donde estábamos destinados.
Preparar el campamento, pero siempre junto a el.
M e hacia participe de todo, hasta cuando venia a preguntar por cosa tenicas.
Después de las fogatas, ya comido preparados para descansar, me roba, y me dejo robar.
Me lleva entre rocas y subimos a una bien grande, ayudándome a subir.
Cuando logro sentarme el me abraza, mi mirada se detiene, una nueve inmensa prendida en el cielo, nubes blancas en los cascos de las montañas, luces como luciérnagas a lo lejos, y verdes moviéndose suavemente.
Busco su mirada, sus brazos me cobijan y me dejo llevar, sintiendo su corazón en mi oído.
Su mano levanta mi mentón, besa apenas mi boca, después mis ojos, mi frente y por ultimo mi nariz.
Me lleno de ternura, y fuerte me abrazo.
Hablamos con silencios, nuestras manos buscaron dibujos de líneas y de fondo musical una guitarra desde la fogata se escuchaba.
Cuando sentíamos que nos dormíamos, bajamos de la roca, y fuimos a nuestras carpas, con dulce beso.
La incrédula, la rebelde comenzó esa noche a soñar con el amor.
Fue un tiempo maravilloso la estadía conociéndonos más inmensamente. Inseparables.
Llegaba la fecha del regreso, esa última noche allí era diferente amor y ausencia por momentos.
Un cuarto con luz tenue, cortinas blancas, una cama llena de pétalos de rosa, nos esperaba.
Entramos de la mano, me toma de la cintura, mis brazos en sus hombros, los labios sellados húmedos uno en el otro.
Caemos sobre ese manto de pétalos, me mira, acaricia mi cabellera enredando sus dedos en ellos, me huele y vuelve a mirarme.
Desprende cada botón de mi vestido, rozando con sus dedos mis pechos, ya libres apoya su mano como si fuera un pincel y desde mi cuelo hasta mi placer marca terreno a esculpir.
Saca su camisa, desprende toda su ropa, termino de descubridme ante el, su desesperación, diciendo eres bella y mía, sus labios rozando y besando mis ojos cerrados por momentos y otros mirando como me deseaba.
Mis manos en su cuerpo acariciando sus hombros, sus brazos, para después tu pecho apretarlo.
Mi seno dibujado con su lengua golpeteos y succión, dejándolos rectos firmes, suspiros cortados.
Subido sobre mi sintiendo como mi cuerpo pide que lo tome ya, pero el sigue deseándome y dejo ser su esclava, sintiendo como baja a mi.
Mis piernas abiertas como flor entregada fluidos caricias se bañan en su lengua, mis caderas inquietas, mis manos en sus cabellos.
Me lleva a un orgasmo que me hace casi gritarle ya dame todo de ti, si detenerse a pensar en nada.
Lo tiro sacándolo de allí, y montándolo subo y su carne abriendo paso en mi entra caliente duro mis manos en su ademen siguiendo el paso, mi cabello revuelto sus manos en mi cintura subiendo y bajando.
La sangre arde y bañada en mi todo a el, mas pide y me detiene volteándome tomando lo barrales de la cama y en posición detrás de mi muerde mi espalda, acaricia mis nalgas, pasa tu mano a mi vagina y vuelve a entra en mi, empujando su cuerpo al mío.
Sintiendo como nuestra piel golpea, los jadeo mas fuerte una mano en mi cabello, faena llegando a su punto máximo, estallando con el último quejido, el tiempo se detiene.
Bañados de sudor y semen nuestros cuerpos afloja sus piernas y las mías, atrae mi cuerpo a el abrazándome caemos rendidos, callados, serenos.
Sintiendo todavía como el campo seguía vibrando dentro de cada uno.
Abrazados nos dormimos, sintiendo ser dueños del mundo.

El reloj me despertó miro a mi lado el ya no estaba.
Me llama Laura, es tarde perdernos el avión apurarte donde estas ven.
En el aeropuerto entrando, el allí con un ramos de rosas se me llenaron los ojos de lagrimas corro hacia el, pero se aleja se arrodilla.
No tengo mucho, pero todo es tuyo, mi amor, mi corazón mi vida, jamás sentí un amor así, casarte conmigo y juro que jamás dejaras de ser amada, porque sin ti no tendría ya vida.
Estaba aturdida feliz, miedosa, admirada, por semejante declaración de amor, y si pensar nada dije si, la respuesta mas rápida que dije en mi vida.
Respondí si a una respuesta que me marcaría por siempre, y así fue.

Buenos están invitados por supuesto a visitarnos a nuestro recreo el Suspiro, allí los recibiéremos junto a mi marido y dos tremendo traviesos.